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Caribe, belleza inagotable

Todas las islas y costas que ponen un pie sobre el Caribe son destinos paradisíacos donde el que llega siempre regresa. Estos lugares están colmados de un calor estupendo, que hace su papel protagónico gracias al verde-azul del agua, la pulcritud blanca de las playas y el baile de las palmeras en el viento.

Muchos definen la felicidad con tres sencillas palabras: playa, brisa y mar. En ese concepto radica el éxito del turismo en los países caribeños, pues en ese sentido este lugar lo tiene todo.
El inicio de las vacaciones exige la elección de un destino que tenga la capacidad de impactar los sentidos y permanecer vigente en la memoria del viajero, y los parajes del mar Caribe no tienen comparación. Las curvas de sus costas se reconfiguran continuamente durante el día, de tal manera que en las fotografías, el paisaje nunca será el mismo.
En las playas caribeñas son muchas las actividades que el turista puede hacer. Las islas son paradas obligadas para muchos cruceros de distintas navieras que van de allá para acá transportando a sus pasajeros por los colores del Caribe. Desde tierra se puede acceder a deportes acuáticos o dejarse transportar por la belleza del agua profunda, donde se esconden paisajes coralinos a los que la palabra belleza no les alcanza.
El folclore de la cultura regional es otra de las ventajas que ofrece este destino. Salsa, bachata, merengue y otros ritmos caribeños se mueven con el calor de las noches enardecidas de cocteles típicos y ropa escasa. Noches de rumba que alcanzan hasta el otro día.
Conscientes de que es una opción de vacaciones obligada para muchos viajeros que siempre quieren conocer una nueva isla o regresar a la que los dejó enamorados, Viajando presenta una ruta por el mar donde el Atlántico se ennoblece.


ARUBA, DUSHI ARUBA.
En el corazón del mar Caribe, a solo 20 km. de la costa venezolana se ubica una de las islas más visitadas: Aruba, una antigua colonia holandesa que -aunque sigue recibiendo apoyo de este país europeo para asuntos políticos y de seguridad- logró su independencia, gracias a la cual conserva características que la hacen única.
Aruba tiene la rigurosidad europea combinada con la espontaneidad estadounidense y la calurosa sazón caribe. Sus habitantes hablan el papiamento como el idioma oficial, pero además la mayoría habla inglés, holandés y español, característica que facilita mucho la comunicación con los turistas.
Sus playas gozan de la exquisitez de la limpieza, la versatilidad en la pigmentación azul de las aguas y, sobre todo, la tranquilidad que sólo es aturdida con uno que otro ventarrón que levanta la arena y hace con ella una estampida en el aire.
La topografía de la isla es de una diversidad asombrosa. En Oranjestad, la provincia capital de la isla, se despliega el comercio, deliciosos restaurantes de gastronomías múltiples y comidas rápidas, y una interminable rumba nocturna donde van a parar las insolaciones del día con la brisa fresca de la noche.
En el norte el mar parece completamente enloquecido, golpeando con todas sus fuerzas las rocas, haciendo nuevas cuevas en las que ya existen y alzándose en paredes de agua que exceden las fronteras de la costa. Miles de rocas decoran los caminos. Cada una de ellas acomodada por un turista que pidió un deseo.
Por este camino irrumpe la primera capilla católica que se construyó en la isla, y desde allí es posible recorrer y escuchar una parte de la historia de Aruba, visitar las ruinas de las refinerías de oro que hubo en su época colonial y las travesías de los nativos que huían por los acantilados en defensa de sus vidas.
Hacia el sur oriente de la isla es otro el paisaje: desiertos de musgos escasos y múltiples contenidos rocosos y de cactus acompañan el trayecto hasta San Nicolás, desde donde se puede divisar la costa de Venezuela.
Además de los 10 km. de playas que tiene Aruba, otras atracciones son imprescindibles para el viajero. Entre éstas está el faro de California, que recibe este nombre porque antes de que fuera construido un barco de este mismo nombre se hundió al atracar contra la costa de la isla.
Cerca al faro están el Pequeño Puente Natural, la gruta de Guadirikiri, las minas de ruinas de oro en Bushiribana y Balashi, las formaciones rocosas de Ayo y Casibari, en las que el ojo juega con la imaginación viendo gorilas y hongos en las fachadas de esas enormes piedras. También están la capilla de Alto Vista y las sepulturas de los primeros colonos en Seroe Patrishi: además de Fort Zouman, el antiguo templo protestante, y la iglesia de Santa Anna en Noord.
Hoteles con todas las comodidades, tours cargados de propuestas exóticas, actividades acuáticas, recorridos culturales, celebraciones románticas donde caben lunas de miel y matrimonios, son solo algunos de los servicios que ofrece esta isla donde todo es cálido: el clima, su gente y el florecimiento del amor, por lo cual es considerada una de las mejores islas románticas.


LOS COLORES DE CURAÇAO.
Esta isla es la más grande de las Antillas Neerlandesas del Caribe. Su extensión asciende a 480 km², por los cuales se distribuyen una larga fila de casas, edificios y construcciones que responden a la naturaleza arquitectónica de la región. Fachadas verdes, azules, amarillas, naranjas y rosadas configuran el arcoiris con que Curaçao le da la bienvenida a todos sus visitantes.
Más de 38 playas cubren las fronteras de este destino, rodeado por yates, barcos y visitado por cruceros de varias navieras que hacen paradas habituales en la isla. Las playas gozan de las características propias de la región Caribe. Amplias extensiones de granos blancos y dorados removidos por la leve prisa con que aterrizan las olas en las orillas.
Al igual que Aruba este destino ofrece características especiales para los turistas. Tienen la ventaja de los idiomas, pues además del interesante sonido del papiamento, el idioma oficial de las islas que configuran el Caribe holandés, los lugareños hablan inglés, holandés y español en su gran mayoría. El clima es de un calor que abraza y la amabilidad de quienes tienen contacto con el turista brinda una atmósfera propicia para el descanso.
Uno de los íconos más reconocidos de Curaçao es Willemstad, capital de las Antillas, donde se muestra con total fidelidad el estilo arquitectónico holandés en el Caribe. Una parte de esta ciudad fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1997.
En la isla el visitante no puede perderse las visitas a los sitios donde podrá empaparse sobre el pasado de la isla. Mikvé Israel-Emanuel es una de las sinagogas más antiguas de occidente, ubicada en Curaçao y construida por una comunidad judía en 1651, fuera de la cual se encuentra el mayor cementerio judío del continente con 5.500 tumbas aproximadamente.
Otra de las características de este destino son las compras. La isla cuenta con varias zonas francas donde el visitante puede encontrar todo tipo de ropa y accesorios, y después de su tour por los almacenes acabar la tarde en alguno de los restaurantes que ofrecen múltiples posibilidades al paladar. Sabores de los cinco continentes se dan cita en la isla para darle el toque final a unas vacaciones inolvidables.


PANAMA, LA CINTURA DE LAS AMERICAS.

Si busca un destino para cambiar su ropero, que le muestre una obra de ingeniería impresionante, playas impecables lejos de las urbes cotidianas y una vista que en 180º le permita ver el mar Caribe y el océano Pacífico al mismo tiempo, la respuesta es Panamá.
El país que une al Atlántico con el Pacífico es paso obligado para miles de barcos que desde hace más de un siglo transitan por su canal para ahorrarse meses de dinero y cansancio mientras rodean el continente. La antigua provincia colombiana es hoy un destino con múltiples posibilidades que van desde el negocio hasta la diversión.
Panamá goza de una posición geográfica bastante privilegiada que le ha servido de pretexto para convertirse de paso obligado a destino vacacional y mercantil con todas las ventajas que el turista necesita. Entre Ciudad de Panamá, situada sobre el océano Pacífico, y el puerto de Colón, en el mar Caribe, hay tan solo 80 km, recorrido que han hecho más de 750 millones de barcos desde inauguración en 1914.
Esta ventaja de localización estratégica también le ha permitido posicionar en el mercado aeronáutico uno de los aeropuertos más importantes de la región: el de Tocumen en Ciudad de Panamá, que debido a sus características logísticas, técnicas y de terreno es llamado el Hub de las Américas.
En Ciudad de Panamá se pueden visitar los lugares típicos que le permiten al turista entender por qué éste es un lugar que hay que conocer. El canal de Panamá, construido con tecnología estadounidense, perteneció al país norteamericano durante un siglo, tiempo en el cual una colonia gringa se estableció cerca del Centro de Visitantes de Miraflores, donde los turistas pueden ser testigos de los mecanismos de ingeniería que se usan para transportar los barcos de un océano a otro, abriendo y cerrando exclusas para inundar la que sostiene el barco. Sin duda ésta es una de las obras de ingeniería más significativas del mundo.
En la capital es vital hacer un paseo, ojalá nocturno por el Couseway, una península artificial levantada con la tierra que se sacó como producto de las excavaciones para hacer el canal, mientras los mejores mariscos acompañan, desde el paladar, el panorama de enfrente: una fila de edificios blancos que asemeja un dominó de pie sobre una mesa, el agua reflejándose en los espejos de las fachadas y viceversa y el Pacífico, tranquilo y silencioso.
Al otro lado del canal queda el puerto de Colón, donde se ubica una zona libre bastante famosa por las marcas y precios que son música para los oídos de los astutos compradores. El recorrido hasta allá dura cuatro horas por tierra, y en la travesía se pueden disfrutar, en algunos puntos, una vista paralela de los dos mares.
Para encontrar playas no hay destino mejor que Bocas del Toro, una provincia ubicada al norte de Panamá en la frontera con Costa Rica donde el ecoturismo le tiene puesta una cita a los aventureros. Allí se despliega toda la tranquilidad posible en seis islas ubicadas sobre el mar Caribe con deliciosas playas y paisajes de una majestuosidad impecable.


DOMINICANA, EL VIEJO BOHIO AMERICANO.
La Hispaniola, una de las islas más queridas por Cristobal Colón, ubica en uno de sus extremos a un país que fue sede de la conquista española, junto al resto del continente. Su tradición se mezcla con aguas claras que surcan las arenas blancas.
República Dominicana tiene 48.442 km² que comprenden una parte de la isla que comparte con Haití. La capital, Santo Domingo, y especialmente Punta Cana, son dos de los destinos más visitados de este país descubierto por Colón hace más de 500 años.
El español es su idioma oficial, aunque algunas comunidades hablan inglés, alemán, francés, italiano, holandés y algunos dialectos. Su población asciende a 5,5 millones de habitantes que se caracterizan por recibir con amabilidad al turista que va de visita.
Este destino ofrece grandes posibilidades de diversión que abarcan deportes acuáticos y travesías históricas por museos, monumentos y recintos militares de viejas épocas, y cocina típica regional distribuida en deliciosos restaurantes en cualquiera de sus ciudades.
Su plato especial se llama La Bandera, pero hay otros que pertenecen al portafolio clásico dominicano como el sancocho local, el pescado con coco, el chivo de Azua y el chivo liniero de Montecristi, sin mencionar el puerco de puya, pasteles en hoja y chicharrones de pollo, además de otras delicias culinarias.
Entre los sitios de interés de República Dominicana están, además de sus maravillosas playas, los parques nacionales, el Jardín Botánico, el Parque Zoológico, la Plaza de la Cultura, una amplia oferta cultural, campos de golf y una extensa variedad de parajes naturales para deshacerse del cansancio de los días laborales.
El clima, como en todo el Caribe, es ideal para tomar el sol o echarse una buena siesta a la sombra de una palmera.
En Santo Domingo se puede apreciar la belleza de su arquitectura en el Alcázar, Casa del Príncipe, las Casas Reales Atarazanas, el Parque Colón y la calle El Conde.


PUERTO RICO; ¡VIVA LA SALSA!
Más de 9.000 km² configuran esta isla caribeña, considerada una de las cunas de uno de los géneros musicales que más nos gustan a los colombianos: la salsa.
No es una casualidad que Puerto Rico sea recordado como la capital de la salsa. Allí nacieron algunos de los exponentes más prominentes de este ritmo que se tomó los parlantes de las discotecas neoyorquinas en las voces de Willie Colón, Tito Puente y Héctor Lavoe, este último fundador de La Fania, un grupo de cantantes que popularizaron el género en los años ‘60.
Puerto Rico pertenece a Estados Unidos desde 1898 y los puertorriqueños tienen la ciudadanía estadounidense desde 1917. La isla se ubica al oriente de República Dominicana y ofrece playas, restaurantes, la posibilidad de hacer compras, diversión en los casinos, campos de golf para profesionales y aficionados y un amplio número de clubes nocturnos.
Los sitios recomendados para los turistas incluyen El Yunque, nominado para ser una de las Siete Maravillas Naturales del mundo, y el Bosque Nacional del Caribe, uno de los lugares más visitados de la isla y considerado el único bosque lluvioso tropical en el Sistema de Bosques Nacional de Estados Unidos.
Una experiencia inolvidable en este destino es la visita en kayak por las bahías bioluminiscentes, tres de las cuales se ubican en Puerto Rico y ofrecen un espectáculo que combina agua y luz. Mientras el turista va en su kayak miles de diminutas luces se encienden en el mar.
Además del golf, Puerto Rico le ofrece a sus visitantes una extensa oferta de aventura que comprende actividades náuticas como el windsurf, la navegación, la pesca en lagos y bahías, kayaking en el río Tanamá o en el mar Caribe e incluso body surfing.
Su clima ideal, la brisa caribeña golpeando las caras, las palmeras sacudiéndose también a ritmo de salsa... Es imposible perderse las noches de rumba en las discotecas locales para sudar al estilo salsero colombiano en el lugar donde nació este ritmo, sabroso como su tierra natal.


JAMAICA, LA SELVA BRITANICA DEL CARIBE.
Como a gran parte de las islas caribeñas, a Jamaica la encontró Cristobal Colón, y después de ser colonia española hoy es un estado independiente de la comunidad británica. La tercera isla más grande del Caribe combina en su panorama paisajes montañosos que terminan en cálidas playas.
En sus casi 11.000 km², papagayos, cucos y colibríes son las principales especies nativas. Aquí florecen los misterios de la naturaleza en extensas selvas arrinconadas en el centro de la Jamaica continental. Esta característica permite que se den unas condiciones climatológicas propias del trópico, con lluvias frecuentes que se mezclan con el calor del Caribe.
Jamaica fue el paraíso donde nació y se inspiró Bob Marley, el rey del reggae, por lo cual sus parajes ofrecen un escenario perfecto para relajarse en la comodidad de la arena y disfrutar de la tranquilidad que despliega la isla.
Cuando visite la isla no se pierda un viaje a Blue Mountains, las montañas azules, un duchazo natural en las deliciosas cascadas de su topografía, y un recorrido por Kingston, su capital, la ciudad de habla inglesa más grande del Caribe y que condensa el espíritu de Jamaica.
También vale la pena recorrer Montego Bay, Negril, Ocho Ríos, Port Antonio, Mondeville y la Costa del Sur. Además, los matrimonios en la isla también son bastante comunes y muchos enamorados eligen este lugar para darse el sí frente al altar.


CANCUN: EL CENTRO TURISTICO MEXICANO.
En la costa mexicana, sobre el Caribe, se ubica una zona que guarda dentro de sí los milenarios secretos arqueológicos de las civilizaciones pasadas. Historia en un escenario paradisíaco llamado por los mayas como "El lugar de la serpiente".
Un clima tropical suave y templado, las arenas que caracterizan las costas caribeñas, la cercanía con los rastros de una cultura indígena increíble, actividades acuáticas con las características que el turista desea y el sabor de México en la piel son algunos de los aspectos que enamoran de este sitio.
Los mayas identificaban el lugar por los miles de insectos y serpientes que tomaron como su hábitat las lagunas, pero estos habitantes fueron desplazados por un inigualable progreso turístico que convirtió a Cancún en el destino más visitado de México, con una infraestructura hotelera y de servicios que lo tiene todo.
A lo largo del Boulevard Kukulcán el turista puede encontrarse con cualquiera de la larga lista de playas blancas colmadas con la tranquilidad del paraíso. Toda esta parte de la costa está muy bien señalizada y cuenta con estacionamientos cercanos.
La mayor parte de los visitantes se alojan en una zona hotelera construida en una estrecha isla de 14 millas. Parasailing, paseos en banana, jet skis, pesca deportiva, buceo y otra variedad de opciones de deportes acuáticos son algunas de las actividades que se pueden hacer aquí.
Golf, tenis, salidas de compras y degustación de menúes inigualables en los restaurantes locales, son otros de los pasatiempos imperdonables para el viajero.
Cancún ofrece más alternativas para disfrutar durante las 24 horas. Un intenso derrotero cultural por los parajes arqueológicos es complementada con la adrenalina de los deportes náuticos, el disfrute de la playa que en ningún punto deja de ser hermosa, y la fascinación de un epicentro turístico que condensa la vida mexicana dentro de sí y está dispuesto a ofrecérselo a los turistas con todas las garantías de diversión.


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