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África: las tierras de la naturaleza indómita

En territorio africano hay ecosistemas naturales con todos sus ingredientes, donde la mano del hombre no ha intercedido de manera abusiva. Invitamos a descubrir a los gorilas en las montañas de Ruanda, realizar safaris en bote por el delta de Botsuana, observar la masiva migración de ñus en Kenia y disfrutar de las impresionantes cataratas Victoria.      

La abrumadora sensación del espacio ilimitado, las noches silenciosas con estrellas que brillan más que nunca, los atardeceres rojizos que recortan las siluetas de manadas de animales sobre el horizonte: estas son apenas algunas de las impresiones que se llevan de regreso luego de participar de un safari por África.

Este continente privilegiado por la Madre Naturaleza es un sueño para los amantes de los animales, quienes se podrán deleitar con ecosistemas en perfecto estado de conservación, llegando incluso a atestiguar fenómenos inéditos donde la muerte también es partícipe.
Entonces, la propuesta es encarar safaris con sesgos particulares, ya se trate de la modalidad, el entorno paisajístico o la calidad del encuentro con la naturaleza indómita.

LA GRAN MIGRACION.
Desde Nairobi, capital de Kenia, se accede al Parque Nacional Maasai Mara, una vasta planicie donde las comunidades de animales viven a sus anchas. De julio a octubre, aquí se produce uno de los espectáculos naturales más impresionantes: la gran migración de ñus.
La promesa de lluvias y pasturas frescas llevan a que más de un millón de individuos se agrupen en una manada masiva, trasladándose desde las tierras secas del Parque Nacional Serengeti, en Tanzania. Su entrada es impresionante, acompañada por el sonido grave de pezuñas contra el suelo y gruñidos primitivos, en forma de una gran columna que abarca todo el horizonte.
Las cebras y antílopes también se entremezclan en la caravana, mientras los predadores aprovechan esta perfecta oportunidad para asegurarse una caza exitosa. Es frecuente que los leones ataquen, especialmente de noche, arrastrando hacia la oscuridad a los especímenes que se alejan momentáneamente del grupo. De igual modo, las hienas se infiltran para rodear a los ñus más jóvenes y débiles.
Sin embargo este no es el único peligro a enfrentar: los bóvidos deberán sortear el río Mara, que tras las grandes lluvias se ha transformado en un torrente tempestuoso. Los individuos llegan hasta la orilla y, por más que duden, pronto la presión que viene por detrás los obligará a lanzarse a las aguas. En ese intento muchos se lastiman, se ahogan o son llevados por las fuertes corrientes. Ello sin contar los cocodrilos que esperan todo el año la chance de atrapar su cena fácilmente.
Hacia septiembre las manadas llegarán a su meta, dispersándose entre los pastos nuevos y asegurando el ciclo natural al continuar fertilizando el territorio. En octubre, efectúan el camino de regreso. Al fin y al cabo, se trata de una gran épica de vida y muerte: dos de cada tres crías nacidas en el Serengeti no regresarán a su primer hogar.
Este fenómeno puede disfrutarse a través de safaris matutinos, ya sea en las clásicas camionetas, a pie e incluso en globo aerostático.
Los paseos pedestres se realizan con el acompañamiento de un miembro de la comunidad nativa Maasai, quien no solo guiará de manera segura a los interesados sino que también compartirá los aspectos culturales de su tribu. Esta alternativa presenta la forma más visceral de experimentar la naturaleza, desde el llano, percibiendo olores, colores, sonidos y texturas, mientras el guía enseña a cuáles signos debemos prestar atención para rastrear efectivamente a los animales, evitando ruidos y movimientos que pudieran espantarlos. Un encuentro cercano con las grandes bestias (elefantes, leones, búfalos) asegura una fuerte dosis de adrenalina.
El paseo en globo sin duda aporta un toque de distinción. La excursión comienza antes del amanecer, cuando las flamas de los quemadores que llenan de gas el globo es lo único que refulge entre las penumbras. Cuando asoman los primeros rayos del sol es momento de elevarse. Así, suspendidos en el canasto, guiados libremente por las corrientes de aire, en silencio, los turistas toman una nueva perspectiva de la inmensidad del Maasai Mara. Tras una hora de fotografías hay que descender y seguir una tradición mundial: brindar con champán por el exitoso sobrevuelo y tomar un desayuno preparado en el mismo sitio de aterrizaje.

GORILAS EN LA NIEBLA.
Si bien en épocas coloniales Ruanda era conocida con el mote de "la tierra de las mil colinas", luego de su independencia esta pequeña nación centroafricana cobró más fama por haber sido el hogar adoptivo de la zoóloga estadounidense Dian Fossey. Ella dedicó la mayor parte de su vida a entablar estrechas relaciones con los gorilas y a combatir su caza furtiva hasta el día en que fue asesinada. Su historia está reflejada en el libro "Gorilas en la niebla", que fue adaptada al cine en 1989 con el papel protagónico en manos de Sigourney Weaver.
Quien actualmente quiera emular a Fossey deberá acercarse al Parque Nacional de los Volcanes, sitio ideal desde donde emprender las caminatas para descubrir a los gorilas de las montañas.
El trekking para avistar a estos simios en su hábitat quizás sea una de las aventuras naturales más apasionantes que se puedan experimentar. Temprano, a las 7.30, los excursionistas parten tras recibir un breve instructivo por parte del personal del parque. Allí se les asigna un ranger y se decide a cuál de las ocho familias de gorilas que viven en esta área protegida visitarán.
El periplo comienza en la base de los volcanes y de a poco se interna en los bosques neblinosos para, al cabo de dos a cinco horas, dependiendo de la locación, encontrar a los especímenes. Una vez cumplido este objetivo, simplemente hay que disfrutar de las monerías de estos parientes cercanos del ser humano y tomar fotos a piacere. Aunque solo por una hora, ya que es el tiempo máximo permitido por los guías.
Vale mencionar que los interesados en realizar esta visita deben tener más de 15 años así como una buena condición física, ya que el trayecto puede ser exigente. Asimismo, las salidas deben reservarse con anticipación, puesto que solo se expiden 80 permisos por día durante la temporada alta. Actualmente, el acceso cuesta US$ 750 por persona.

SAFARIS EN EL DELTA.
Botsuana es un país repleto de maravillas naturales, con el 38% de su superficie dedicada a parques nacionales, reservas y zonas de conservación privadas, en su mayor parte sin alambrados, permitiendo a los animales deambular libremente.
En este caso, Maun es el punto de entrada, utilizado como paso para llegar al renombrado delta de Okavango, el más grande del mundo ubicado en medio de un continente. La extravagante manera de llegar eficientemente a la zona es a bordo de un hidroavión que reparte a los turistas a cada uno de los lodges diseminados entre las islas.
Cabe mencionar que el delta se fue desarrollando a lo largo de milenios a causa de la acumulación de millones de toneladas de arena que llevó el río Okavango desde Angola. Los cursos de agua, su distribución y los patrones de drenaje cambian continuamente debido a la actividad telúrica, ya que el delta se ubica en un área geográfica inestable, donde se producen temblores e imperceptibles terremotos.
Numerosas especies han hecho del delta su hábitat, entre ellas elefantes, búfalos, jirafas, kudús, leones, leopardos y chitas; junto con una inmensa cantidad de pájaros, algunos de ellos en peligro de extinción.
La fisonomía de Okavango es cambiante, comenzando por pantanos, lagunas y canales rodeados de palmeras, e incluso islas repletas de estructuras formadas por las termitas, lo que para algunos animales constituye una suerte de refugio y, para otros, una fuente de alimento. Luego la región se torna algo más seca y es allí donde la mayoría de las especies se reúnen: en el delta se han registrado 122 tipos de mamíferos, 71 de peces, 444 de aves, 64 de reptiles y 1.300 de plantas. Una de las mejores formas de conocer el área es navegar sobre un mokoro, pequeña embarcación aborigen similar a una canoa.
Por otro lado, al noreste de Okavango se encuentra el Parque Nacional Chobe, establecido en 1968 y atravesado por el río homónimo. Este enclave se distingue por las enormes manadas de elefantes y búfalos que se acercan en los meses secos para hidratarse. En esa época, un safari en camioneta significa toparse con cientos de paquidermos al mismo tiempo, incluso estar rodeado por ellos o no poder avanzar mientras las familias cruzan el camino para llegar al río.

LAS CATARATAS VICTORIA.
Las explosivas Victoria Falls son el punto álgido del río Zambezi, que serpentea y demarca el límite entre Zambia y Zimbabue. Denominadas por la tribu kololo como Mosi oa Tunya ("Humo que truena"), en términos más modernos este accidente hidrográfico es considerado la cortina de agua más grande del mundo.
Las columnas de rocío pueden verse a kilómetros de distancia, ya que a cada minuto pueden caer hasta 546 millones m³ de agua. El amplio precipicio basáltico, de 2 km. de largo y 100 m. de alto, divide al plácido Zambezi de un feroz torrente que surca grandes desniveles.
Hoy es posible disfrutar de las cataratas de muchas maneras, comenzando por los hoteles de lujo de las inmediaciones, desde donde se pueden efectuar diversas excursiones.
Río abajo, la adrenalina fluye a través de los rápidos, que pueden desandarse en gomones de rafting. Río arriba las actividades son más suaves, con placenteros safaris que exploran las islas y canales del Zambezi. Los románticos pueden aprovechar la navegación al atardecer para ver caer el sol anaranjado sobre la sabana.
Asimismo, en el acantilado frente a las cataratas se puede tomar un sendero pavimentado y, si las aguas están lo suficientemente bajas, cruzar a pie hasta la isla Livingstone, donde los ojos del explorador escocés David Livingstone descubrieron por primera vez las caídas. Además, una piscina natural de roca, emplazada justo antes del abismo, invita a los más valientes a darse un chapuzón.
Otra opción para los temerarios es lanzarse desde el puente de Victoria Falls en bungee jumping, en una caída libre de 111 m. hacia el lecho del Zambezi. Este puente fue encargado en el año 1900 por Cecil John Rhodes, quien expresó al planificarlo: "Las vías del tren deben cruzar el Zambezi justo por encima de las cataratas. Me gustaría que los vagones se cubran de rocío".
Finalmente, las mejores tomas de Victoria Falls se pueden obtener desde el aire, a bordo del helicóptero o de un planeador ultraligero de cabina abierta.

TIPS DEL VIAJERO

Cómo llegar: la manera más práctica de arribar a los destinos africanos es a través de South African Airways, que actualmente opera tres vuelos semanales directos de Buenos Aires a Johannesburgo, a lo que se suman otras frecuencias con escala en San Pablo. Desde el hub sudafricano se atiende la mayor parte de los destinos del resto del continente, incluyendo los mencionados en el artículo.

Clima: las temperaturas en general son altas durante todo el año debido a la cercanía con el ecuador, por lo que se recomienda equiparse con ropa liviana. De todas maneras, considerando los safaris matutinos y vespertinos, así como la gran amplitud térmica de la región, siempre se debe llevar, al menos, una campera bien abrigada.

Alojamiento: en todos los puntos turísticos de África, actualmente existen cadenas de primer nivel que ofrecen distintos tipos de alojamiento (casi siempre dentro de las mismas áreas naturales protegidas), desde cabañas con facilidades de alta categoría hasta campings con todos los servicios. Para encontrar la mejor opción se recomienda contactarse con un agente de viajes.

Vacunación: antes de viajar al continente africano es necesario aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla, que se ofrece de manera gratuita en nuestro país. Asimismo, es menester informarse sobre si se visitarán áreas que no estén libres de malaria, a fin de tomar los medicamentos preventivos correspondientes.

Informes: South African Airways: 4319-0099.

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